Skydiving: ¡El alma de un japonés!

 

Siempre digo que lo mejor de los relojes automáticos, y que los distingue de los posteriores “Quartz”, es que tienen “alma”, algo difícil de definir que parte de una combinación única de diseño, calibre o “corazón”, calidades e historia, junto con el esfuerzo invertido en conseguir que sean sumamente precisos, sin llegar a la perfección, y que tiene mucho que ver con aquello que te hacen sentir cuando los llevas puestos.


Un ejemplo práctico de ello es este Seiko Presage Cocktail Skydiving, que monta un 4R35, movimiento que parece ser un intento por parte de Seiko de llevar las deseadas funciones de remonte manual y parada de segundero a su gama básica de calibres, con la consecuencia de reducir a 40h la reserva de marcha y de empeorar la exactitud a -35/+45 segundos al día con respecto a sus predecesores, por lo que no tuvo la mejor aceptación de la comunidad relojera mundial, sobre todo teniendo en cuenta el precio de salida de los relojes que lo montaban.


Sin embargo, Seiko decidió colocarlo en su gama Cocktail Time, inspirada en la cultura del cocktail japonés y en bebidas específicas del Star Bar de la zona de Ginza, en Tokio. Se trata de relojes de líneas clásicas que intentan captar al mismo tiempo la sofisticación de la clientela y el ambiente en esos momentos de relax. 


Este modelo en concreto, Skydiving, ha sido definido no pocas veces como hipnótico y es que, viéndolo virar de color entre tonos de plata y azul, según la luz incide por los radios de su esfera, no es difícil quedar embelesado y acabar viendo un cóctel, azul, bajo las luces de un local de moda en Tokio, ni imaginar lo complicado que es fotografiar su belleza, captada solo por el que está bajo este particular hechizo.


A esta “historia familiar” se añade que, el que veis sobre estas líneas, fue el regalo de mi mujer por mi 40 cumpleaños y va grabado de forma personalizada, lo que lo hace el reloj más querido de mi colección.

¿Que me hace sentir cuando lo llevo? Que no tengo que ser perfecto para ser querido y que, al menos para algunas personas, la luz que reflejo compensa todos mis errores. Ese es el alma de este reloj, es lo que me dice cuando lo acerco al oído para escuchar su música y es lo que lo hace único.

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