Presentación

      Te doy la bienvenida a este espacio, querido lector, haciéndote una petición: ¿puedes parar un segundo, cerrar los ojos, e intentar recordar el tic-tac del reloj despertador de tu abuelo o de tu padre? ¿Puedes rememorar un momento el balanceo del péndulo de ese reloj de pared en la cocina o quizá en el salón durante tu infancia? ¿Y ese familiar "pi-pi" cada hora en la muñeca mientras estudiabas en tu cuarto, o en la biblioteca, o mientras esperabas ver pasar al chico o chica que te gustaba? 

     Tal vez ninguna de esas cosas te dieron nada tangible, ni perdiste mucho de tu tiempo en contemplarlas. Tal vez ni siquiera reparaste que estaban ahí, pero seguro que alguna de ellas, varias, o quizá otra similar, te ha traído al presente sensaciones que ya creías olvidadas.

     Esto nos demuestra que somos historia, tiempo transcurrido fijado a nuestro propio ADN a través de lo que conocemos como recuerdos y que por lo tanto estas herramientas que llamamos relojes y que se dedican a medirlo, a acompañarlo con su ritmo, a hacérnoslo palpable, tienen algo de mágicas, lo que explica la admiración que a algunos nos provocan.

     Pero la historia es difícil, difícil de comprender y difícil de aprender, o al menos así lo era para mí hasta que conocí la novela histórica y sus relatos me hicieron contemplarla de otra forma y es que, tal y como yo lo veo, la historia, como el tiempo, no está hecha para ser memorizada, sino para vivirla, disfrutarla y para contarla y es ahí, querido lector, donde entra "Relatando el tiempo".

Comentarios

Entradas populares