Omega: La elegancia de un centenario.


Una semana más echo la vista atrás para rescatar del recuerdo amigos que, injustamente, esperan su oportunidad de seguir contando segundos en mi historia de una forma que solo ellos podrían. En esta festividad hace justamente 2 años que conocí al que veis sobre estas lineas.

Y para celebrarlo, he pasado el día en compañía de este fabuloso Omega, cuyo argéntico cuerpo protege su 18 LPB, latiendo a 18000 alternancias por hora entre el fuego de sus 15 joyas, mientras su cerámica esfera refleja la luz como si por ella no hubiesen pasado ya ciento un años. Y es que, aunque se conserve como solo los grandes pueden, este carga manual nació en 1923 y tiene detrás una historia más que interesante.

Propiedad destacada de médico, pasó a ser heredado por su hijo, también médico, que asimismo lo legó a su descendiente, el cual tuvo a bien regalarlo a un buen amigo, un hermano, por ser médico y gustarle los relojes con historia, lo cual nunca podré agradecerle debidamente. 

Solo con acercarlo al oído y escuchar su “tic tac” constante te hace reflexionar: ¿cuántos latidos habrás contado? ¡¿Cuántas veces alguien que sufría, al verte en la mano del que con la otra sujetaba su muñeca de una forma tan peculiar como cercana, habrá sentido alivio?!

¡Gracias por el regalo y por tu amistad, Carlos!

Comentarios

Entradas populares