Un orgulloso español

La horología española tiene su hueco y a pesar de que suizos y japoneses ocupen el grueso de nuestras cajas, es interesante recordar que relojeros como Fernando Cler dejaron su impronta con diseños propios tan interesantes como este que presento, un diver setentero con corazón francés (probablemente un calibre tipo FE 3611, aunque no puedo confirmarlo, pues se encuentra en estado NOS, sin haber sido nunca abierto).

Como curiosidad, Fernando Cler tuvo la concesión de distribución de Certina y Longiness en España en los 60 y 70, produciendo también relojes de manufactura propia como este que nos ocupa. Parece ser que más tarde Certina decidió rescindir la concesión, hecho que el famoso relojero no aceptó de muy buen grado, intentando impedir las importaciones de los nuevos distribuidores y que las aduanas decomisaran dichos artículos, no dándosele la razón. Esto motivó la producción por su parte de relojes signados como Certina y en cuya maquinaria podía leerse Certina CE (presumiblemente por "Certina España"), siendo calibres suizos de buena calidad, pero ya no producidos por la misma Certina. 

Podríamos por tanto, si se me permite, considerar estos Certina CE más una submarca de Cler que relojes auténticamente Certina, lo que sin embargo no habla para nada de su calidad ni desempeño, que fueron de tan alto grado que todavía, a día de hoy, muchos de ellos continuan atrapando recuerdos y no es raro verlos a la venta como auténticos Certina. Esto, sin duda, habla del buen hacer de este profesional, que además, tengo entendido, sigue en activo regentando una relojería en las proximidades del Estadio Santiago Bernabéu.


Volviendo al reloj que motiva estas líneas y haciendo honor a sus orígenes, presenta unos detalles llamativos, contrastados y que han resistido tan bien al tiempo que podría codearse en fiestas y celebraciones, sin pasar la más mínima vergüenza, con tantos relojes de hoy en día que han tenido de inspiración al Rolex submariner, por poner sólo un ejemplo que se me viene a la mente contemplándolo.

Es cierto que las calidades: cristal mineral, muy probable caja de aleación y bisel de alumino, no son las mismas a las que la manufactura actual nos tiene acostumbrados, pero no olvidemos que estamos revisando un reloj de los setenta, y que estos materiales eran el estándar en la época, compartidos por marcas de mucho más renombre y precio.


Con toda seguridad no voy a meterme con él al mar para hacer unos largos, pero no me digáis que contemplando esta trasera no os dan ganas. ¡Cuánto podrían aprender muchas marcas actuales del cuidado a los detalles!

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